2
Corintios 4:13-18
Escrito está: «Creí, y por eso
hablé.» Con ese mismo espíritu de fe también nosotros creemos, y por
eso hablamos. Pues sabemos que
aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con
él y nos llevará junto con
vosotros a su presencia.
Todo esto es por vuestro bien, para que la gracia que está alcanzando a
más y más
personas haga abundar la acción
de gracias para la gloria de Dios.
Por
tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos
desgastando,
por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues
los sufrimientos ligeros y efímeros
que ahora padecemos producen una
gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así
que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible,
ya que lo que se
ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.
Relación, no religión
Lo único que realmente importa es su relación con Jesús
El escritor de lecturas devocionales Henri Nouwen quería que la gente
conociese
a Dios íntimamente a través de Jesucristo.
Nouwen conocía la importancia de tener una relación personal con el
Salvador.
Aunque es invisible a nuestros ojos y nuestras manos no pueden tocarlo,
eso no significa que no esté presente.
La electricidad es invisible, pero es una fuente de vastor poder.
Así sucede con Jesús.
Nos mantenemos en contacto con Él por medio de la oración,
del estudio diligente de su Palabra, y de la guía del Espíritu Santo.
Nouwen aconsejó:
"Aparte sólo 5 minutos al día todos los días durante 2 semanas para
sentarse en silencio
y pedir estar con Jesús, y pídale Su presencia. Luego dígame qué es lo
importante."
El corazón del cristianismo es una relación con el Señor Jesucristo.
¿Vas a apartar 5 minutos hoy para buscar Su presencia?
Oración:
Gracias te damos Padre celestial, por Tu promesa de estar siempre con
nosotros.
Ayúdanos a confiar en ella en todo momento. Amén.
(VCG - Nuestro Pan Diario,
www.rbc.org)
leer más:
testimonios
reflexiones
Vasos de Barro
Bástate mi gracia;
porque mi poder se perfecciona en la debilidad.
2 Corintios 12:9
Tenemos este tesoro en vasos de barro,
para que la excelencia del poder sea de Dios,
y no de nosotros.
2 Corintios 4:7
Tenemos un cuerpo que envejece y a menudo se enferma.
La Biblia lo compara a una envoltura, a un tabernáculo (o tienda) e
incluso
a un vaso de barro que un día será destruido.
Pero lo importante es el contenido, el ser interior.
Los que creen en Jesucristo poseen como tesoro la presencia gloriosa de
Cristo.
También saben que tienen una “casa… eterna” en el cielo
(2 Corintios 5:1).
Para ir al encuentro del Señor dejarán su cuerpo,
luego Dios lo transformará en un cuerpo de gloria,
semejante al de Jesús resucitado.
Lo principal es lo que no se ve, el ser interior, y lo que Dios hace
brillar en cada uno,
si le permitimos actuar en nosotros, por supuesto.
Una herramienta no tiene mucha importancia en sí misma,
pero si se deja en buenas manos puede crear una obra maestra.
Eso es lo que Dios quiere hacer con nuestras vidas,
a menudo llenas de preocupaciones, sufrimientos y a veces de
desesperación.
«Confía en mi amor, nos dice él.
Cuando sientas tu debilidad, mi poder te fortalecerá».
A los que todavía no creen en él (quizás usted sea uno de ellos)
Jesús les dice: “¿Quieres ser sano?”
(Juan
5:6).
¡Qué sorprendente pregunta!
Cuando el hombre paralítico desde hacía 38 años, acostado a la orilla
del estanque de Betesda,
escuchó la pregunta de Jesús, tuvo que tomar una decisión, y respondió:
“No tengo quien me meta en el estanque”
(Juan 5:7).
Deseaba ser sanado, y el Señor lo sanó.
(amen-amen.net)
... el gran amor del Señor envuelve a los que en él
confían.
Salmo 32:10