Jesús calma la tormenta
Marcos 4:35-41
Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos:—Crucemos al otro lado.
Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba.
También lo acompañaban otras barcas.
Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca,
tanto que ya comenzaba a inundarse.
Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal,
así que los discípulos lo despertaron.
—¡Maestro! —dijeron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?
Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:—¡Silencio! ¡Cálmate!
El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.
—¿Por qué tenéis tanto miedo? —dijo a sus discípulos—.
¿Aún no tenéis fe?
Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:—¿Quién es éste,
que hasta el viento y el mar le obedecen?
obra de: Rembrandt
Como los discípulos en la barca durante la tempestad, los creyentes
atraviesan el agitado mar de
este mundo para alcanzar la ribera eterna,
el cielo prometido a todos los que ponen su confianza en Jesús.
Y si Jesús está en nuestra barca, aun cuando parezca dormir, no
naufragaremos, porque nuestra suerte está ligada a la suya. Notemos que
Él se hallaba en la parte trasera de la barca, donde está
el timón.
Los discípulos no comprendían cómo Jesús podía dormir en tal
circunstancia, y lo despertaron diciéndole: “Maestro, ¿no tienes
cuidado que perecemos”?
Ocurre lo mismo en nuestros días; cuando pasamos por momentos
difíciles, tenemos tendencia a pensar que el Señor duerme y no se
preocupa por nosotros. ¡Qué error! ¿No dio Él la orden:
“Pasemos al
otro lado”? Los discípulos aún no entendían que Jesús era el Señor
omnipotente, y tampoco habían prestado la debida atención a sus
palabras. Si hubiesen creído en ellas habrían
estado seguros de llegar,
pese a la tempestad. Tenemos esta promesa de su parte:
“He aquí yo
estoy con vosotros todos los días…”
Mateo 28:20.
Con Jesús en la barca de nuestra vida no debemos temer nada. Las olas
enfurecidas pueden golpear nuestra barca y los vientos pueden conmover
nuestra vida, pero con Jesús siempre estamos seguros.
Victor Rodriguez
http://www.vidafm.cl/
CALMA
Hasta el viento y el mar se calman al oir tu voz,
las olas dejan de golpear,
se aquieta la tormenta feroz.
Si estás cerca, buen maestro,
la más dura tempestad pasará,
las dudas, ese miedo nuestro,
la angustia cruel, cesarán.
La pequeña barca de la vida,
frágil ante las turbulencias,
débil ante la noche inesperada,
zozobra sin tu presencia.
Despierta, amigo Jesús,
apacigua las aguas bravas,
compártenos de tu luz,
abrázanos con tus palabras
y danos de tu serenidad;
en las horas de oscuridad
que no le falte al alma tu paz.
Gerardo Oberman. Red Crearte
Porque tienen tanto miedo...,
dijiste a tus discípulos,
haciéndoles ver su falta de fe,
manifestando lo poco que te conocían;
por eso, Señor, te pedimos que
Tú nos regales una fe firme y segura en ti,
para que, en las dificultades de la vida,
en las adversidades del día a día,
encontremos en ti, nuestra fortaleza,
nuestro amparo y nuestra ayuda.
Tomado de: Boletín Peniel
ver también:
reflexiones