La Oveja Perdida

Ven, Jesús, búscame,
busca la oveja perdida.

Ven, pastor.
Deja las noventa y nueve
y busca la que se ha perdido.

Ven hacia mí.
Estoy lejos.
Me amenaza la batida de los lobos.

Búscame,
encuéntrame,
acógeme,
llévame.
Puedes encontrar al que buscas,
tomarlo en brazos
y llevarlo.

Ven y llévame
sobre tus huellas.
Ven Tú mismo.
Habrá liberación en la tierra
y alegría en el cielo.

Ambrosio, S.





Siempre te pierdes entre los perdidos

Tú no puedes soportar, Señor, que uno solo de los tuyos se pierda.
Tú vas en busca de nosotros cuando nos alejamos de ti.
Tú vas en busca de las que nadie echa de menos, tú vas a buscarlas.
Siempre te pierdes entre los perdidos y perdidas para encontrarlos.
Nos abandonamos a esta certeza,
a esta promesa que rompe nuestros esquemas...,
a tu amor lleno de ternura e imaginación...,
porque hemos sentido tu misericordia y fidelidad en nuestra vida.

F Ulíbarri






Muchas veces sonrío,
pero por dentro estoy llorando;
saludo entusiasmado a las personas
que no saben nada de mi llanto.

Muchas veces voy caminando,
cuando por dentro voy corriendo.
He estado de pie ante la luz del sol,
pero sólo la lluvia es lo que siento.

Muchas veces he ganado por fuera
cuando he perdido por dentro.
Me gusta escuchar la aclamación,
pero alivio espiritual no encuentro.

Señor, ya estoy cansado;
por eso mi cabeza está inclinada.
Ya he corrido bastante
con la multitud que corre fatigada.

He extendido mis manos muchas veces;
pero nunca alcanzo lo que quiero.
Señor, déjame sentir el toque sanador
de Jesucristo en mi alma y en mi cuerpo.

He derramado muchas lágrimas;
pero nunca, en realidad, orando.
Señor, quiero decirte que lo siento.
¿Quieres salvar mi corazón inquieto?

Phil Thomson





Señor,
mi corazón está aislado
encerrado por paredes,
oscuro,
deprimido,
lleno de peligros,
dolorido.
Ven a vivir en él, Señor.
Hazlo nuevo.
Renueva mi corazón,
destruye,
quema,
arrasa,
remueve.

Edifícalo de nuevo
y entonces vive en él.
Tú, Señor.
Porque entonces
permanecerá
limpio,
puro,
nuevo.
Amén.



Cántame las verdades

Cántame las verdades de mi vida.
Oídas de tus labios no sonarán a cálido reproche,
sino a amor que me acepta desgarrado.

Cántame las verdades.
Acostumbro diariamente a caer en el engaño de
condolerme de mis propios lutos y, sin criterio,
Disculpar mis fallos.

Miro tanto las faltas de los otros...
Tantas recetas doy que yo no hago...
Dime cómo me ves,
Tú que me abarcas con tus ojos eternos de milagro.
No perderé los ánimos.
Tú sabes corregir con amor.

Vamos, cántame las verdades que sanen mis pecados.

Luis Carlos Flores Mateos