Testimonios 2



El hombre que rompía Biblias



Baburam Chhetri nació en el sudoriente de Nepal, en la ciudad de Birgunj. Cuando tenía diez años un hombre le habló acerca de Jesús y de la fe cristiana, y Baburam se interesó mucho. Pero en ese entonces Nepal no era una democracia, ni había libertad de cultos; al hombre lo golpearon y lo encarcelaron por hablar de su fe.

Intimidado por lo que había ocurrido, Baburam se apartó del cristianismo y se volvió hostil contra él. Se burlaba de cualquier evangelista que llegara a la aldea y rompía las Biblias y folletos bíblicos.

A los diecinueve años fue a trabajar como ingeniero en una compañía automovilística en Delhi, India. Se hizo amiga de uno de los colegas quien, notó, era diferente a los demás. Era honesto, amigable y, a diferencia del resto, nunca trabajaba el domingo para ganar dinero extra. «Nunca trabajaré el domingo ni si me pagaran tres veces la hora, porque soy cristiano y voy a la iglesia los domingos»,
le dijo al curioso Baburam.

Esta dedicación le recordó a Baburam el hombre que en su niñez le había enseñado acerca de Jesús,
y lo mucho que había sufrido a causa de su fe. A la semana siguiente, durante una visita a su familia en Birgunj en Nepal, Baburam fue a ver al hombre cristiano de su niñez.

Este lo recibió y lo invitó a la iglesia. Allí, Baburam conoció a Keshav Timalsina, quien le dio su testimonio y una Porción bíblica de la Sociedad Bíblica para que la leyera.

Baburam quedó inspirado con lo que leyó y decidió entregarse a Jesús. Con entusiasmo leyó el Nuevo Testamento que le habían dado, pero quería saber más. Sin poder encontrar una Biblia en Birgunj, viajó seis horas en autobús a Katmandú para comprar una.

Aunque Baburam experimentó un profundo cambio dentro de él, sabía que tenía mucho que aprender.

Siempre había sido una persona difícil, e incluso ahora tenía la tentación de golpear a sus amigos cuando estos no querían escuchar lo que él les decía.

Al ver el potencial en este nuevo y entusiasta creyente, Keshav lo instó para que entrara a un instituto bíblico en Katmandú, y así lo hizo.

Terminados los estudios, ayudó a Keshav a dirigir una iglesia en la aldea de Thori. Pero entonces le pidieron que dirigiera la Iglesia Hosanna en Birgunj, cerca de la casa de su infancia, que se encontraba en crisis. Otros pastores trataron de ayudar y no pudieron mejorar la situación.

Y entonces Baburam regresó a casa para ministrar a la gente difícil, para él lo más adecuado, ¡pues
él también había sido difícil!

Hoy recuerda esos años tempranos en su iglesia y sonríe. La pequeña congregación de tres ya
tiene cuarenta personas, y él y su esposa Sujata comenzaron otras tres iglesias nacidas de esta.
Él atribuye decididamente el éxito de su congregación al aliento que encontró en la Biblia:

«Estuve en situaciones difíciles, cuando me sentí sin esperanza y traicionado por mis amigos», dice. «Pero en esos momentos busqué mi Biblia y sentí que Dios me hablaba directamente y me decía:
“Yo estoy contigo. Nunca te dejaré”. La Biblia es mi vida».

Uno de sus mayores deseos es que todos en su país tengan la oportunidad de escuchar la Palabra
de Dios.

«Si bien Nepal es un país pequeño, tenemos muchas tribus e idiomas, y esto dificulta poder llegar
a todas las personas con el Evangelio», dice.

«Por favor, oren para que podamos darle el mensaje de la Biblia a toda persona en su propia lengua materna, para que todos puedan conocer a Cristo».

Pastor Baburam Chhetri
(http://labibliaweb.com)