«¿Con quién,
entonces, me compararéis
vosotros? ¿Quién es como yo?», dice el Santo.
Alzad
los ojos y mirad a los cielos: ¿Quién ha creado todo
esto? El que ordena la multitud
de estrellas una por una, y llama a
cada una por su nombre. ¡Es tan grande su poder,
y tan poderosa
su fuerza, que no falta ninguna de ellas! ¿Por qué
murmuras, Jacob?
¿Por qué refunfuñas, Israel:
«Mi camino está escondido del Señor; mi Dios ignora
mi derecho»?
¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has
enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de
los confines de
la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.
Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del
débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan,
y los
muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el
Señor renovarán sus fuerzas;
volarán como las
águilas: correrán y no se fatigarán,
caminarán y no se cansarán.
Isaías 40:25-31
reflexiones
A las montañas
levanto mis ojos; ¿de dónde ha de venir mi ayuda?
Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y de la tierra.
No permitirá que tu pie resbale;
jamás duerme el que te
cuida. Jamás duerme ni se adormece el que cuida de Israel.
El
Señor es quien te cuida, el Señor es tu sombra
protectora. De día el sol no te hará daño,
ni la
luna de noche. El Señor te protegerá; de todo mal
protegerá tu vida.
El Señor te cuidará en el hogar
y en el camino, desde ahora y para siempre.
Salmo 121
video oraciones
Jesús dijo:
¡Si
alguno tiene sed, que venga a mí y beba! De aquel que cree
en mí, como dice la Escritura,
brotarán ríos de
agua viva. Con esto se refería al Espíritu que
habrían de recibir más tarde los
que creyeran en
él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido
dado,
porque Jesús no había sido glorificado
todavía.
Juan 7:37b-39
Cobrad ánimo y armaos de valor, todos los que en el
Señor esperáis.
Salmo 31:24
El Señor está cerca de los quebrantados de corazón,
y salva a los de espíritu abatido.
Salmo 34:18
¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!
El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;es mi Dios, el peñasco en
que me refugio.
Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!
Invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis
enemigos.
Salmo 18:1-3