La Fábula del Lápiz
El niñito miraba a la abuela escribir una carta.
En un momento dado, le preguntó:
Abuela, ¿estás escribiendo una historia que nos sucedió a nosotros?
¿Es por casualidad, una historia sobre mí?
La abuela dejó de escribir, sonrió y le comentó al nieto:
- Estoy escribiendo sobre ti, es verdad.
Ahora bien, más importante que las palabras es el lápiz que estoy
usando.
Me gustaría que tú fueras como él, cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada especial.
- ¡Pero, si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
- Todo depende de cómo mires las cosas.
Hay cinco cualidades en él que, si consigues conservarlas,
te harán siempre una persona en paz con el mundo.
Primera cualidad
Puedes hacer grandes cosas, pero no debes olvidar nunca
que existe una Mano que guía tus pasos.
A esa Mano la llamamos Dios y Él debe conducirte siempre en la
dirección de Su voluntad.
Segunda cualidad:
De vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas.
Con eso el lápiz sufre un poco, pero al final está más afilado.
Por tanto, has de saber soportar algunos dolores, porque te harán ser
una persona mejor.
Tercera cualidad:
El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar los errores.
Debes entender que corregir una cosa que hemos hecho no es
necesariamente algo malo,
sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta cualidad:
Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma
exterior,
sino el grafito que lleva dentro.
Por tanto, cuida siempre lo que ocurre dentro de ti.
Por último, la
quinta
cualidad del lápiz:
Siempre deja una marca.
Del mismo modo, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará
huellas
y procura ser consciente de todas tus acciones.
Paulo Coelho
de su libro "Como el Río
que fluye:
Pensamientos y Reflexiones 1998-2005
La fábula del
puercoespín
Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.
Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en
grupos.
De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí,
pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos,
los que justo ofrecían más calor.
Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir
congelados.
Así que tuvieron que hacer una elección,
o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de
la Tierra.
Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos.
De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas
que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar,
ya que lo más importante es el calor del otro.
De esa forma pudieron sobrevivir.
Moraleja de la historia
La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas,
sino aquella en que cada individuo aprende a vivir
con los defectos de los demás y admirar sus cualidades.